Efectivamente, los peces de mar pueden padecer de sed.
El mar contiene gran cantidad de sales, con una densidad media de alrededor de
Por otro lado, el cuerpo de los peces así como el de la mayoría de los animales está constituido en su mayor parte de agua, siendo el resto un conjunto de sustancias orgánicas –proteínas, azúcares y grasas– y también sales, que a su vez también se encuentran en estado iónico disueltas en los líquidos corporales. Muchos animales marinos poseen una baja concentración de sales en su cuerpo y, por tanto, necesitan una concentración alta en su entorno para poder sobrevivir.
No obstante, los peces de mar se encuentran frente a un grave problema: el proceso osmótico. Si dos volúmenes de agua con distintas concentraciones salinas se ponen en contacto, sólo separados por una membrana permeable, el agua del sector con menos sal comienza a fluir hacia donde se encuentra el agua de mayor densidad. De esta forma, como el agua del mar es considerablemente más salada que los líquidos del interior de los peces, estos pierden constantemente agua a través de sus branquias.
Para evitar morir deshidratado, el pez necesita beber agua, encontrándose con un nuevo inconveniente inherente al medio en el que habita: la gran cantidad de sal. Afortunadamente, su organismo le concede dos formas de eliminar el aporte excesivo de sal: la orina y el epitelio branquial.
Se concluye de esto que si el medio en el que estos animales están acostumbrados a vivir cambia radicalmente su salinidad, probablemente no sobrevivirían demasiado tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario